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Sermones del Santo Cura de Ars
INDICE
Sobre el respeto humano; Sobre el misterio; Sobre la penitencia; Sobre las tentaciones; Sobre la limosna; Aplazamiento de la conversión; Jueves Santo; Viernes Santo; Sobre la perseverancia; Sobre la oración; CORPUS CHRISTI; Sobre la Santa Misa; Sobre la esperanza; Sobre la comunión; Sobre la virtud verdadera y la falsa; Sobre las lágrimas de Jesucristo; Sobre el orgullo; Sobre el juicio temerario; Sobre el primer precepto del decálogo; Sobre la humildad; Sobre la pureza; Deberes de los padres hacia sus hijos; Sobre la restitución.
PRESENTACION
Quien siga la lectura de estos sermones que el Santo Cura de Ars predicaba a sus rústicos feligreses, se verá arrastrado u lomar en serio la tarea de su propia santificación. Reciedumbre, sinceridad y celo por la salvación de las almas brotan de las Palabras de estos sermones sumamente sencillos, pero de doctrina clara y penetrante en toda clase de almas.
Nació Juan Bautista María Vianney en 1786, cerca de Lyon. Sus padres eran modestos labriegos. Su niñez y su mocedad fueron sacudidas por las convulsiones de la Revolución francesa y los trasiegos militares de Napoleón. Abandonó el ejército v no cejo hasta conseguir entrar en el Seminario, adonde se veía llamado por Dios de manera inexcusable.
Sus biógrafos concuerdan en afirman las dificultades que encontraba el joven seminarista para asimilar las disciplinas de humanidades y de teología. Superados con enorme esfuerzo los exámenes oportunos, fué ordenado sacerdote y regentó a lo largo de cuarenta y dos años, la parroquia del Pequeño Pueblo de Ars. Durante toda su vida de párroco tuvo tal sentido de responsabilidad y tal celo por la salvación, de las almas que, con la gracia de Dios, logró transformar su parroquia en un modelo, quizá ninguna otra vez alcanzado.
Pero la actividad sacerdotal de Vianney no se limitó sólo a sus feligreses. Desde 1830 a 1859, en que murió, muchos miles de personas de diversa condición, venidas de todos los rincones de Francia y aún de muchos países de Europa y América, acudieron a su confesonario -casi nunca vacante a ningún momento del día y de la noche- a abrir su alma a aquel humilde sacerdote para obtener el perdón de sus pecados y la rectificación de sus vidas. El Santo Cura de Ars había recibido de Dios, indudablemente, la misión de purificar un elevadísimo número de Pecadores.
Esa extraordinaria actividad de confesonario marca, precisamente, uno de los rasgos más característicos de las características y de las Preocupaciones pastorales que se reflejan en los sermones del Santo. Podencos decir que San. Juan Bautista María Vianney se nos presenta como el gran enemigo del pecado. Pocos santos han llegado a mostrar una visión tan clara de la malicia del Pecado y a concebir un horror tan grande hacia él.
Sermones del Sto. Cura de Ars–.pdb
La verdad es que me interesa leer los libros del Curita santo gracias…
Me gusta esta pagina. Gracias